Existen 3 dimensiones del estrés.
1. El estrés físico
2. El estrés mental y emocional
3. El estrés espiritual
El estrés físico puede darse por varias causas, algunas de ellas son la enfermedad, el dolor corporal, la falta de nutrientes, la falta de sueño/descanso, la mala alimentación, el deporte excesivo, las condiciones climáticas, entre muchas otras más.
El estrés mental y emocional es causado por patrones mentales de pensamiento tóxicos y dañinos que generan ruido y falta de coherencia con nuestro corazón, problemas laborales, falta de autoestima, relaciones de pareja conflictivas, problemas familiares, falta de dinero, etcétera.
El estrés espiritual es aquel que se produce junto al despertar espiritual, al “darnos cuenta” que vivíamos desconectados de nuestra Fuente Infinita de Amor, de nuestro Ser, nuestra alma. Esto genera una especie de sufrimiento, de dolor karmico, repentinamente sentimos que vivimos equivocados toda la vida y que ahora ya no respetamos “las leyes sociales de actuación”. Pero a diferencia del resto de los niveles de estrés que mencionamos, este no es tóxico para nuestro corazón, es necesario y pasajero.
¿Cómo hacemos para eliminar el estrés de nuestras vidas?
Debemos trabajar las tres dimensiones. Debemos poner orden en aquellas situaciones que no generen coherencia entre lo que pensamos, hacemos y sentimos.
¿Cómo?
Lo que cruza transversalmente las tres dimensiones es el camino de regreso a casa, es volver a conectar con nuestra Fuente, nuestra Inteligencia Interior. El viaje de regreso a tu corazón implica pues, conocerte verdaderamente (desechar el “personaje” que has creado), aceptarte, amarte, entregarte y vivir para Dios, para el Universo, el Tao, la Inteligencia que todo lo ha creado.
Este es el camino que producirá cambios a nivel físico y mental. Porque no podrás recuperar tu autoestima, alejarte de personas tóxicas, llevar a cabo una actividad que te apasione, hacer oídos sordos a la opinión ajena o alimentarte de forma saludable si no te conoces y te amas primero.
Para ello debes encontrar la raíz del problema, la causa real de tu estrés. Nadie puede contarte qué es lo que necesita tu corazón, solo tú lo sabes. Nadie puede decirte cómo vivir tu vida, nadie puede interferir o entorpecer tu camino hacia la Verdad. No debes pedir permiso para Ser feliz.
Reflexionemos:
Más allá de todas las técnicas que se conocen hoy en día para acabar con el estrés, lo único que resulta eficiente es eliminar las creencias que has aprendido de tu familia, de tus maestros del colegio, de tus amigos, de tu entorno y de la sociedad. Debes limpiar el canal que conecta tu mente con tu corazón para que puedas escuchar con más claridad lo que este necesita.
Debes conectar con tu propio poder interior para que tu alma te cuente quién eres realmente, no quién debes ser para los demás. Tu alma quiere contarte cuál es el sentido de tu vida, qué es lo que te hace bien, qué es lo que anhelas verdaderamente. Seguramente, a medida que avanzas en el camino del autoconocimiento, descubrirás que lo que te cuenta tu voz interior dista de las verdades que te trajeron hasta aquí hoy. Ese es el gran “despertar”. Recién ahí alcanzarás la libertad y tu propia soberanía para poder pensar, hacer y sentir todo lo que te apetece sintiéndote seguro, a salvo, alegre, realizado, amado, en paz.
A medida que avanzas en el camino y te haces fuerte en tu Verdad irá desapareciendo el estrés espiritual y cualquier tipo de estrés que hayas experimentado mientras vivías tu vida “desconectado” quedará en el pasado.
Si deseas emprender el camino de regreso a tu propio amor, a tu Fuente, las siguientes lecturas serán para ti un entrañable amigo y una hoja de ruta en este apasionante viaje.
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