No culpes a una persona que no es demostrativa y cariñosa. Ten compasión. Ten empatía. Comprende que, en la mayoría de los casos, es debido a que no han recibido amor en sus vidas y se sienten completamente imposibilitadas para ser dulces.
Que alguien sea, aparentemente, “frío” o parco no quiere decir que no tenga dulzura dentro de sí. Todos estamos hechos de amor y dulzura. Algunos estamos más conectados a nuestra parte amorosa y otros, por destino, a la mente.
El pretender cambiar a la otra persona es un camino completamente equívoco y solo nos guía a la crisis de pareja. Es, por otro lado, un aprendizaje del ego. Algo que surge desde el inconformismo de la mente. Y como todo lo que proviene de nuestro falso yo, no termina bien. No forma parte de nuestra propia naturaleza y, en consecuencia, no sirve si lo que pretendemos es crear relaciones sanas.
¿Cómo ponemos, entonces, fin a este problema? La solución es: darnos cuenta de que llegamos a esta vida para dar amor. Es la clave de nuestra existencia. Somos los que damos amor y no los que recibimos amor. Cuando asimilamos en profundidad estas sabias palabras es cuando toda nuestra vida cambia. Cuando pasamos de exigir amor a sentirnos afortunados por poder ofrecerlo todo se transfigura.
Es así como debemos actuar. Con amor, paciencia, empatía y ofreciendo nuestra dulzura es muy posible que logremos que nuestra pareja se acostumbre a la dulzura y cada día desee más. Quizás la forma de recibir dulzura no es exigiéndola, sino modificando nuestro comportamiento que puede que no haya sido el adecuado.
Ninguna persona que sienta que le están dando órdenes o que reciba frases del estilo: “Tienes que ser más dulce conmigo”, “Eres muy frío”, “No me gusta que estés distante”, “Yo te doy más amor”, “Se nota que mucho no me quieres porque no me abrazas”, puede sentirse bien. Si alguien se siente atacado, por decirlo de alguna manera, reaccionará desde su mente en vez de accionar desde su Ser. De este modo, obtendremos respuestas no deseadas y esto provocará el inicio de un círculo de quejas y discusiones interminables.
Dar amor es el regalo más grande que el Universo nos ha otorgado. Siéntete agradecido por la oportunidad de regalar amor sin esperar nada a cambio.
Sé paciente. La paciencia es una bella virtud que debemos practicar. Paciente con el otro y contigo mismo. Todo en este mundo tiene un ritmo. Nuestro cuerpo, nuestra vida tiene un ritmo, la naturaleza también lo tiene.
Cambiando de actitud, encontrarás en la otra persona una reacción que desconocías y todo terminará siendo una gran celebración del amor.
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