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Gael Rodríguez

Tu creación


La vida nos está ofreciendo todo ahora mismo, pero generalmente no somos conscientes de este fenómeno. Aunque estamos todos en el mismo terreno de juego y respetamos las mismas reglas, optamos por jugar un partido que no siempre es el nuestro. Nos enfundamos una camiseta que no es la nuestra. También unas botas que no nos quedan bien, que nos aprietan.

En este sentido, los humanos somos algo masoquistas, nos maltratamos. Aunque intuimos algo de todo esto continuamos haciéndolo porque no somos del todo conscientes. Si fuera así, dejaríamos de hacerlo.

Y ahí es donde comienza el apasionante camino de la vida en amor. En la toma de conciencia de lo que somos. La vida humana es algo maravilloso. Tiene mucho matiz y mucha riqueza. Es profundamente misteriosa y enamoradiza. Merece la pena adentrarse un poco más en ella, ir más allá. La vida de cada uno de nosotros es muy especial e interesante. Conocernos, ampliar nuestra mirada, nuestras facultades, nuestros pensamientos y emociones, es un gran regalo.

Si todavía fuéramos algo niños el juego más increíble y fascinante que nos podrían regalar es nuestra propia vida. Es un obsequio inigualable. Lo más extraordinario es que no importa la edad que tengamos que todavía podemos abrir el juego y empezar a mover la ficha.

No hay nada tan potente y milagroso como aquello que nos da la vida. Nuestro cuerpo es solo una terminación material del espacio infinito de verdad al que estamos conectados. Es energía condensada. Todo depende de cómo y desde dónde contemplemos la vida. Si la observamos como una experiencia extraordinaria llena de posibilidades, como un juego donde podemos elegir qué queremos ser y atraer a nuestra realidad, entonces se convertirá en algo digno de pasar.

Todo ese firmamento cargado de estrellas tintineantes, temblorosas, nos recuerda que podemos ser una de ellas. Podemos ser un punto de luz que brilla en medio del espacio. Cada noche están ahí, alegres, dichosas, radiantes. A la espera de que de vez en cuando las miremos y las dediquemos nuestros mejores sentimientos de amor. Siempre a la espera… ¿hasta cuándo?

Es fundamental que abracemos nuestra creación, nuestra existencia, lo que somos. Abrazar la creación es abrazar el momento presente. No hay mejor manera de honrar la vida que vivir el ahora, que sentir lo que sentimos, lo que pensamos. Lo humano es rico, no por lo humano en sí, por la fachada, sino porque la experiencia terrenal es un insondable tesoro lleno de posibilidades, porque podemos acceder al Creador que llevamos dentro.

Honra y valora la vida, es con mucha distancia lo más bello y valioso que tienes.

Soy auténticamente feliz

Soy auténticamente feliz

el día que me relajo,

cuando dejo que seas Tú,

tan solo Tú,

quien explique

mis angustias

y mis retrasos,

quien de sentido

a esta andanza

por senderos

poco frecuentados,

quien de luz dorada

a mi mente sin descanso.

Cómo me gusta

saborear tu pureza,

ser Tú,

estrella iluminada

en las noches frías

de luna nueva,

hombre enamorado

que navega

sin mapas

y sin tretas.

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